Cosas pendientes
Cuando era un renacuajo, un retaquito que no podía estarse quieto ni un sólo minuto, creía que el tiempo no se movía, era como una película a cámara lenta.
El tiempo era algo que se estiraba como el chicle, que jugaba conmigo. En mi pequeña mente infantil, los segundos eran larguísimos y los confudía con los minutos, con lo que todo me parecía que transcurría sesenta veces más lento.
Siempre he sido impaciente, pero de niño, ante ese tiempo que jugaba conmigo a trastocarme los conceptos, me desesperaba.
Ahora me ocurre justamente lo contrario, se ha dado la vuelta a la tortilla, y el juego es justamente el opuesto. Por más que yo intento hacer mil cosas, siempre me surgen más asuntos pendientes y proyectos inaplazables, y cada vez el debe de mi cuenta particular con Cronos va aumentando.
Debido a ello, me he empezado a guiar por varias directrices:
Lo urgente no tiene por qué ser importante, y lo importante a veces no es urgente, pero lo que es dramático es que se postponga indefinidamente, dejándonos llevar por ese sentido de la crisis inminente que hace que todo sea para ayer, ya, o que el mundo se acabe si no haces tal o cual cosa.
Ya que el tiempo me está ganando el pulso en la modalidad cantidad, voy a intentar equilibrar la balanza en calidad, y procurar realizar cosas que valgan la pena, aumentar el valor añadido de mis actos. Esto parece una nimiedad, pero tiene su intríngulis.
Hay que saber valorar un café con un amigo, una tarde con tu abuela, el verdadero valor de esa media hora leyendo un libro, una excursión en primavera o un atardecer en silencio, junto a alguien especial. Ya que este pulso lo tengo perdido, perdámoslo con estilo.
Eso sí, en mi lista de asuntos pendientes se me van acumulando muchísimas cosas:
- Visitar a algunas amistades que hace tiempo no veo.
-Aprender a nadar de una vez.
-Sacar del closet todo lo que ya no me sirve
-Terminar por fin el libro de Watchman Lee, para empezar con los otros que tengo pendientes.
Etc.
Qué les parece, me ganará, pero por poco, verdad?
Pole, tu siempre tan atinada, me encantas..!
El tiempo era algo que se estiraba como el chicle, que jugaba conmigo. En mi pequeña mente infantil, los segundos eran larguísimos y los confudía con los minutos, con lo que todo me parecía que transcurría sesenta veces más lento.
Siempre he sido impaciente, pero de niño, ante ese tiempo que jugaba conmigo a trastocarme los conceptos, me desesperaba.
Ahora me ocurre justamente lo contrario, se ha dado la vuelta a la tortilla, y el juego es justamente el opuesto. Por más que yo intento hacer mil cosas, siempre me surgen más asuntos pendientes y proyectos inaplazables, y cada vez el debe de mi cuenta particular con Cronos va aumentando.
Debido a ello, me he empezado a guiar por varias directrices:
Lo urgente no tiene por qué ser importante, y lo importante a veces no es urgente, pero lo que es dramático es que se postponga indefinidamente, dejándonos llevar por ese sentido de la crisis inminente que hace que todo sea para ayer, ya, o que el mundo se acabe si no haces tal o cual cosa.
Ya que el tiempo me está ganando el pulso en la modalidad cantidad, voy a intentar equilibrar la balanza en calidad, y procurar realizar cosas que valgan la pena, aumentar el valor añadido de mis actos. Esto parece una nimiedad, pero tiene su intríngulis.
Hay que saber valorar un café con un amigo, una tarde con tu abuela, el verdadero valor de esa media hora leyendo un libro, una excursión en primavera o un atardecer en silencio, junto a alguien especial. Ya que este pulso lo tengo perdido, perdámoslo con estilo.
Eso sí, en mi lista de asuntos pendientes se me van acumulando muchísimas cosas:
- Visitar a algunas amistades que hace tiempo no veo.
-Aprender a nadar de una vez.
-Sacar del closet todo lo que ya no me sirve
-Terminar por fin el libro de Watchman Lee, para empezar con los otros que tengo pendientes.
Etc.
Qué les parece, me ganará, pero por poco, verdad?
Pole, tu siempre tan atinada, me encantas..!
2 Comments:
Cada segundo es muy valioso en la vida del ser humano, lo que nos hace aveces desesperarnos es nuetra impaciencia al querer que las cosas se apresuren .. sin embargio, ahi que darle tiempo al tiempo..
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